Fue aquella manera de adaptarse a lo efímero
(relación social, cultura, amor, política,
obras hidráulicas y otras)
lo que hoy nos ha convertido en seres eventuales.
Demasiado tristes.
Año 2012. Repítanlo con letras:
Dos mil doce.
Aquella pléyade
sedienta de olorosas caderas,
pulsos perfumados,
un poni por mascota
su asilvestrado perro:
su frontera de orín.
Mi corbata de reo.
2 comentarios:
Este poema se merece un comentario al menos, y voy a hacerlo:
Un poema enorme. Solo por esos dos versos, "Fue aquella manera de adaptarse a lo efímero / lo que hoy nos ha convertido en eventuales" ya vale la pena, y luego crece... y pléyade es una palabra estupenda.
(Un día de éstos, si no te importa, te llevo a mi blog. En una sección que llamo Blogueando (Uy! qué original!) pongo poemas de gente que me gusta y que he descubierto en Internet).
Bueno, Tomás, que ha sido un placer, ahora voy más arriba que allí dicen algo de sexo.
Un abrazo.
Creo que esos dos versos tienen una velada influencia de mis
lecturas de poetas críticos con la Revolución Soviética. Tal vez Mayakovsky.
Eloy, encantado de que me lleves por lugares nuevos. Nada me pertenece, menos aún cuando lo dejo al albur de este blog.
Me daré una vueltecita por ese lugar, no me había dado cuenta. Despiste que tengo. Perdona.
Y que sepas que me alegran mucho tus comentarios. Son, como dices espontáneos y sinceros. Lo primero que se te ocurre, no está nada mal.
Un abrazo.
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