Yo era optimista como una ola
falleciendo en su playa.
falleciendo en su playa.
Yo era optimista como una pradera en flor.
Yo que era un ser invencible sin miedo al apóstrofe
me oculté en camisas de anchas mangas
y cuello profundo donde se ahogaban los rapsodas.
A nadie di pie ni señas apagué el fuego.
Yo optimista como un gusano
capaz de ser pupa bajo los aguaceros
repté a mariposa
volé
fui de nuevo alevilla resucité
junto a los bordes desordenados de los lagos.
Sobre una página de barro y luna
inicié un vuelo sin rumbo.
Torpe fui nómada
como los ojos malvas y solos
de los caminantes.
Y voy dejando un reguero de pétalos
que pacientes hormigas
convierten en flor.
Y voy dejando un reguero de pétalos
que pacientes hormigas
convierten en flor.
2 comentarios:
Inicié un vuelo sin rumbo
sobre una página de barro y luz...
Y voy dejando un reguero de pétalos...
El final, exacto.
Me gusta el invierno y tus poemas Tomás
A mí el invierno no me gusta nada, palabra.
Pero me gustan tus comentarios llenos de serenidad.
Un beso grande, Soco.
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