el órgano sexual de él
ella dislocó el presagio del prepucio
penetrando en el alma de su carne
e hizo mutis sobre el vello de braille
de aquel ardiente embelesado.
El pubis del hombre,
convulso,
se conmovió fanático,
sellando su boca con semen descubierto
en la blanda huella mineral del bálano:
cabeza abultada, glande túrgido y táctil
manos, dedos, labios, lengua,
soldadura digital
sobre la carne uncida de su cuerpo.
Y tras el cristal transparente de la tarde
sólo el aire. El aire solo
en el plexo solar de los amantes,
donde el prado se extiende,
donde el musgo alardea
8 comentarios:
Muy bueno, me parece genial la última estrofa.
Gracias Alicia por tu comentario. Bienvenida a los Folios.
Grande, Tomás. Se reintegra el aire al aire, se alumbra y se potencia una entrega sin límites, el reconocimiento de lo carnal y lo ancestral. Pulsión. Amor. Poesía.
Besos, Poeta.
Bien, Tomás, no era fácil el envite y lo has resuelto con nota, y de las buenas. Ni un solo tópico, casi ningún verso previsible, mucha fuerza y "trempera" que dicen en Catalunya.
Un abrazo
Poesia y pasion, que mas se puede pedir
Un abrazo
Hay poemas agradecidos, o poemas que se escriben solos. Este es uno de ellos. Integrándose en la vida de uno, y también en el reconocimiento del otro.
Un beso, Paloma.
Mucha fuerza y "trempera", tal vez Eloy. La erección justa que precisa el cuerpo, o el instante.
Gracias por tu nota. El envite era un placer.
Un abrazo, Eloy.
Lapislazuli, se puede pedir mucho más. Siempre exigentes con el poema y la carne. Mejorar. Mejorarnos.
Un saludo.
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