Nunca supe quienes eran los otros.
Aquellos que miraban sin ver.
Aquellos a los que pretendí escuchar
y eran distancia...otra pérdida.
Los últimos salvajes se disponen a morir
corren alocados sobre praderas de crisantemos.
El crepúsculo prepara su aceite templada
y mortecina: su luz de cenizas.
Todo se recicla: un verso un nombre un recuerdo.
Me gusta follar con ella.
Comulgo con su carne.
La cuaresma arde en mi boca.
2 comentarios:
Ningún conjuro ante cualquier Saudade como la comunión con la carne del ser amado.
Y si su ausencia es presencia, queda el exorcismo de la palabra.
Me gusta tu poema.
Te dejo besos y este Conjurar a la muerte
Dime dónde,
cómo hallar ese punto preciso
donde todo alrededor nos sirva.
Nosotros
para el único oficio
de conjurar a la muerte.
Dolores Escudero
Ningún conjuro ante la nostalgia, la ausencia, la extrañeza del otro, efectivamente. Y si este está ausente, inventamos el poema, su poder de exorcismo.
Voy conociendo, gracias a tus comentarios, a algunos poetas que no existían para mí, como es el caso de Dolores Escudero. Estuve buscando y leí algunas cosas suyas.
En este Conjuro suyo, para responder a estos dos versos: "..cómo hallar ese punto preciso
donde todo alrededor nos sirva.." quisiera hacerlo con unos versos de Oliverio Girondo, y con un profundo deseo de "volar sin orillas":
Abajo: en la penumbra,
las amargas cornisas,
las calles desoladas,
los faroles sonámbulos,
las muertas chimeneas,
los rumores cansados;
pero seguí volando,
desesperadamente.
...................
Me oprimía lo fluido,
la limpidez maciza,
el vacío escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
pero seguía volando,
desesperadamente.
Un beso, Shandy.
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