El
extranjero
Es
con mi facha de extranjero,
judío
errante y pastor griego
con
mis cabellos al azar,
y
con mis ojos medio abiertos
que
hablan de mares y desiertos
y
que te invitan a soñar.
Es
con mis manos de farsante,
de
embaucador y de feriante
que
en los jardines va a robar
y
con mi boca que ha bebido
y
que ha besado y que ha mordido
sin
apagar su sed jamás.
Es
con mi facha de extranjero,
judío
errante y pastor griego,
de
vagabundo y de ladrón
y
con mi piel que se ha quemado
bajo
este sol y se ha entregado
a
los mil juegos del amor.
Y
con mi pecho que ha sentido
del
corazón cada latido
y
lo ha sabido hacer callar,
con
mi alma enferma que no espera
ni
un purgatorio que la quiera
para
poderla así curar.
Es
con mi facha de extranjero,
judío
errante y pastor griego,
con
mis cabellos al azar,
que
vengo a ti, mi dulce amiga,
gran
manantial en mi fatiga
tus
veinte años a buscar.
Y
yo seré, si lo deseas,
príncipe
azul con tus ideas,
igual
que tú puedo soñar
y
detener cada momento,
parar
el sol, parar el viento,
vivir
aquí la eternidad.
Así
contigo he de lograr
vivir
aquí la eternidad,
igual
que tú yo sé soñar.
2 comentarios:
Acepto la invitación. A soñar. Quién puede resistirse a esa voz de terciopelo, por dios...
Decían mis mayores que soñar no cuesta dinero, en un intento de animar a uno a tener posibles fantasías. Pero a continuación me contaban el cuento de la lechera. A mí el cuento me parecía que venía a "desdecir" a mis mayores. Es decir, por un lado me animaban a soñar y por otro me contaban "mira lo que pasa cuando se sueña."
Creo que es bueno soñar, Shandy: "Igual que tú yo sé soñar".
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