Piedras, piedras
arrojadas al
fondo de un profundo lago.
Con cada piedra iba
un pensamiento.
Ata un hilo a una piedra,
la línea
argumental escribiéndose,
tirando de él
saboreas el lodo.
Ya no te queda
casa,
paredes que
sujeten lo que tú piensas.
Al fin y al cabo
siempre estás sólo.
Nadie te
acompañará,
aunque hay una
mirada
comprensiva de
los demás
en todo lo que
haces.
Las piedras van
apilándose.
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