y te has instalado en la noche,
que te pertenece de manera inapelable.
Después de tomar café
en las escaleras de tu casa
encuentras a un hombre llorando.
Te mira entre lágrimas
y te da los buenos días
o las buenas noches
qué más da,
él siempre está a todas horas
en esa escalera,
siempre
y llora inconsolable.
2 comentarios:
"Estuvimos aferrados
a las luces encendidas
suplicando a los vecinos
que no las apagarán.
Las eran eran nuestra única esperanza"
(Fragmento del poema "Ocaso")
En cada rellano de la escalera hay un descansillo y en la pared un espejo.
Seguro que el poema es tuyo, Francisco Javier, no esta mal. Y si no es tuyo, tampoco está mal.
Sí, uno se mira en los otros espejos cada vez que sube un peldaño en la escala social, o en el corazón de ella: uno necesita siempre el reconocimiento de los demás. O no. El resto es un certero ocaso, una comprobación evidente de nuestra decrepitud.
Salud.
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