A veces busco libros que no tengo. Los busco entre los muebles de la memoria. Son siempre libros de poesía que se mueven de aquí para allá sin dejar rastro. Y de vez en cuando, afortunadamente los encuentro en un traslado, en aquella estantería que creí perdida, en un cambio de casa, esa o esta, la casa que un día pensé habitar. Siempre me siento afortunado encontrando el libro en la casa que no busco.
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