Una luz evanescente de imprecisos devaneos
una luz perezosa moviéndose entre el viento
y las piedras,
así eres tú fundiéndote en las horas
que proyectan las sombras,
a veces sin medida parecieras grotesca
doblegada y rendida
amparada en ellas.
Perfiles o redondeces
simples ropajes
fútiles y vanos
de abultado cuerpo viviendo en la mancha.
Se adormece el escorzo
y desde la oscuridad azul
una lágrima blanca cae sobre el tergal.
Y es ahora cuando te pregunto:
¿por qué se iguala la noche
a ese crucial instante en el que tú te haces niebla
o es que simplemente ha bajado
la intensidad marfil de tu mirada?
4 comentarios:
Vaya preguntitas que haces,y no es una pregunta ,son dos. Si te responde me gustaría saber que te contesta a la pregunta.Besos sin respuesta.
Repito. No contesta nunca. En ese no estar reside el poema.
Besos ausentes.
me parece que esa florecilla morada es una okupa de la bromelia, llegó perezosa, la miró antes de hacerse niebla, se rindió ante ella y quiso quedarse allí (con)fundida
Un beso
La florecilla morada se va cambiando de lugar alternativamente: cuando muere una en el lado contrario sale otra. Pinta de okupa tiene.
Y es cierto está con y está fundida. Está con la espiga rosa y fundida a ella.
Beso.
Publicar un comentario