Un día apareció muerto en la calle,
pero enseguida se le pasó.
Un día apareció muerto en la puerta de un bar
y los clientes dieron un rodeo
para poder fumar en otra calle.
Un día apareció muerto
en la boca del metro de Carabanchel
y nadie se dio cuenta que le pisaban.
Un día apareció muerto en nombre
de la vida y le brotaron hojas verdes en los ojos.
Un día apareció muerto medio en broma
y todos se rieron de él.
Un día, apareció muerto
pero no pudieron superar su muerte
y le abandonaron a la buena de dios:
ahí te quedas.
Un día apareció muerto pero con gran sacrificio
se puso de lívido-rosado
y nadie notó que paseó por la ciudad
durante meses con talante de vivo.
Y así fue feliz durante un tiempo.
Un día apareció muerto en medio de un desfile
y las palomas de la paz le bombardearon.
Un día apareció muerto y al día siguiente
no pudieron contar con él.
Un día apareció muerto y los amigos le dijeron
tienes mala cara.
Un día apareció muerto como sin ganas
con mucho cansancio y hastío
reflejado en su cara y a pesar de que lloró
a nadie le dio un poquito de lástima.
Un día apareció muerto en el trabajo
y le despidieron por falta de rendimiento.
Un día apareció muerto a eso de las diez
y a las tantas avisaron de que un nombre
parecía borracho estorbando el público paseo
de las muchedumbres vivas y felices.
Pero un día apareció muerto en medio de una boda
y la novia no pudo decir que sí ni que no
se quedó mirándolo y se enamoro de su palidez
tan inocente tan triste.
Un día apareció muerto cuando ella se corría
y nunca le dijo nada de su cadáver anorgásmico.
Un día apareció muerto pero no pudo
vivir más en aquella situación de no
y decidió irse para siempre con el sí debajo del brazo.
3 comentarios:
Me ha gustado mucho. Buenísimo. Un beso.
Y el Bonamasa es de lo más.Otro beso.
Y tú, y yo, y el muerto.
Un beso, Loli.
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