viernes, 17 de julio de 2020

Emulando a Tarzán

Si compartes sofá con un tigre
cuantos sofás son necesarios
para entender la lenta agonía
de unas rosas rojas
en un jarrón metálico y formal
sobre mármol lunense
traído de unas canteras ilegales
cerca de Perales de Tajuña
a las doce de la mañana
cuando un sol radiante entra
por la ventana y al fondo del paisaje
se ven unas hermosas
y cristalinas cataratas.

Sostener la mirada al tigre
cuando este ponga
su descomunal zarpa
delante de su cara
y mantener el cuerpo recto
contra el respaldo del sofá
mientras el periplo de selva
de la fiera se desliza lento
a lo largo de su espalda
como una liana de raíces trenzadas
balanceándose en el fondo
brillante de los ojos del felino.

Y dos: Si usted es un buen observador
podrá comprobar que una gota de agua
nunca intentará traspasar el cristal
ya que según su código genético
esta acción invasora es considerada
una redundancia. Deslizarse por tanto
es la manera culta aprendida por ella
a lo largo de los siglos
para adaptarse a la caricia
que usted siempre confundió con el miedo.

No hay comentarios: