Tu poema no vale un carajo
tu poema no saca un clavo
no tiene la paciencia suficiente
para extraer una espina
sobre todo si la espina
está clavada en un esparadrapo
de tiempo y mugre
tu poema no sirve para nada
no cura
no enferma de muerte natural
no limpia esa suciedad
que llevas en la huella
digital de la cintura
sobre todo si tu cintura
es rodeada
asida y descosida
por una mano de hombre
ufano y tan nervudo
que el poema se hace trizas
mucho antes de llegar a tus caderas
tus ingles tu flor de alabastro
donde él frota un aire
de carne verde
de aceite derramándose
de pestañas muertas muriéndose
de muerte
gota
a
gota
sobre tu lengua
en la tarde o al alba
en la noche profunda
y su voz oscura.
Y tú sola con un poema
entre los muslos
que no sirve para nada.
Desnuda y estéril giras la cabeza
y él
el hombre
que trajo aquel poema
te ha dejado un bosque
entre los hombros
las ramas de un río
entre los brazos
y un papel blanco y profundo
entre los pechos tristes.
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