A veces no sé amarte
por eso aprieto un pez muerto
en cada mano.
Solamente hago el amor una vez a la semana.
Los patios no eran azules bajo aquel cielo.
Tenías un vestido amarillo
y unas cartas grises en un armario.
Detrás de cada queja hay siempre un beso.
Cada cosa en su sitio anuncia una duda.
O cuando crees que un gesto
es suficiente para terminar con todas ellas.
Yo represento el amor porque soy
un caballo rojo sin herraduras
y tú una gitana desnuda
en una playa a la que el mar arroja tritones.
Todo cabía en un papelito doblado
del tamaño de una pequeña libreta.
Palabras sencillas garabatos humildes
hechos con la tinta negra
de un nublado recuerdo.
Solamente soy feliz una vez a la semana.
Pobre felicidad mía sometida a estos
caprichos tristes.
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