Ven amada, aún queda en mí,
como en un juego de niños,
si tú quieres, algo de juventud
que poder compartir contigo,
contigo siempre, porque tú,
más que las otras,
sabes sobre la carne
dónde se ubican, pulsando,
los resortes tiernos de la vida,
plenitud o fuente este surtidor inagotable
del que bebes la blanca cana dormida
de la muerte.
1 comentario:
yin-yang ,hasta la muerte tiene una chispa de juventud,es la última que se se va.Besos.
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