Sí, puede ser revolucionario cuando ese sentimiento nos lleva a tomar conciencia de lo que es innoble o deshonesto. De personas viles y sinvergüenzas estamos rodeados. Algún sabio debería encontrar una vacuna contra la falta de vergüenza. Eso sí que sería un hallazgo feliz: el vellocino de oro, la piedra filosofal, el Santo Grial...
Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Creo que ahora, hoy, la poesía tiene algo de lujo cultural, regado todo ello con unos cuantos vinos y de paso nos sacudimos alguna puñalada trapera. La gravedad depende de la saña del grupo en cuestión. Los hay que se ríen más entre puñalada y puñalada y los que adoptan una actitud más grave. Depende de la parcela de "poder "cultural al que se deben. Esto es muy subjetivo: las pruebas de lo que digo están gravadas o grabadas a fuego en los sentimientos, y en este caso las grabaciones que quedan como pruebas judiciales, son mudas.
La vergüenza es un sentimiento revolucionario ya que uno se avergüenza como una cura de humildad ante la diferencia del otro. Respetar esa diferencia o no respetarla, esa debe ser la actitud revolucionaria. Y uno siente tanta vergüenza ante ciertas actitudes que debería defender el sentimiento de vergüenza en la acción. En los hechos. Y mientras tanto que sigan buscando una vacuna.
4 comentarios:
Cierto, como los poemas de ahí abajo. saldrán cuando menos lo esperes y serán rotundos como tus manos.
Besos, Tomás.
Sí, puede ser revolucionario cuando ese sentimiento nos lleva a tomar conciencia de lo que es innoble o deshonesto. De personas viles y sinvergüenzas estamos rodeados.
Algún sabio debería encontrar una vacuna contra la falta de vergüenza. Eso sí que sería un hallazgo feliz: el vellocino de oro, la piedra filosofal, el Santo Grial...
Besos
Bueno, pues Celaya:
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Creo que ahora, hoy, la poesía tiene algo de lujo cultural, regado todo ello con unos cuantos vinos y de paso nos sacudimos alguna puñalada trapera. La gravedad depende de la saña del grupo en cuestión. Los hay que se ríen más entre puñalada y puñalada y los que adoptan una actitud más grave. Depende de la parcela de "poder "cultural al que se deben.
Esto es muy subjetivo: las pruebas de lo que digo están gravadas o grabadas a fuego en los sentimientos, y en este caso las grabaciones que quedan como pruebas judiciales, son mudas.
Besos, Isolda.
La vergüenza es un sentimiento revolucionario ya que uno se avergüenza como una cura de humildad ante la diferencia del otro. Respetar esa diferencia o no respetarla, esa debe ser la actitud revolucionaria. Y uno siente tanta vergüenza ante ciertas actitudes que debería defender el sentimiento de vergüenza en la acción. En los hechos.
Y mientras tanto que sigan buscando una vacuna.
Besos, Shandy.
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