Me acabo (¡al fin y al cabo!) de comprar hace cinco horas un par de armónicas.
¿Me hacían falta? No. ¿Tenía necesidad de mostrarme a mí mismo que aún puedo? Sí. ¿Me queda un blues aún por tocar? No. Pero en el intento está el éxito. ¿Acaso necesito reafirmarme o confirmarme? Sí. Repetirme en el intento. ¿Hasta cuando y para quién? Como escribir. Como follar. Y al fin y al cabo todo es músculo. Inténtelo. Inténtolo. Algunos músculos tienen sus raíces en el cerebro. En el de un blues. De un poema. De una caricia.