martes, 14 de mayo de 2013

Pessoa

Álvaro de Campos, Fernando Pessoa. Hoy hace 77 años, 5 meses y 14 días que murió. Y 124 años, 10 meses y 1 día que nació. Nacer. Morir. ¿No es lo mismo? No quiero nada. Ya dije que no quiero nada. No tenemos nada. Vamos bien. En el 2013 estamos bien. Más ligeros. Perfectos de equipaje. Solos. Y únicos. Sobre todo únicos. Y guapos. Nos aman las musarañas. Ellas nos miran. Incansablemente las busqué. Ahora veo topos. El viejo topo minando los cimientos o los prejuicios. Alberto Caeiro. Mas aún quedan pájaros. Lavandeiras. Caminos de barro. Bolboretas. Mariposas. El polvo acumulado en almohadas vacías. Aquella cabeza que nos acompañó hoy peina otros espejos. Pessoa. Lisboa. La lluvia. El mármol. Para convertirnos en tumba no hace falta una rosa. Ni una piedra que nombre al cuerpo. Para convertirnos en tumba  tan sólo hace falta una biografía, un pasado. O cierta impostura. Algún recuerdo. Una historia de amor fracasado. Una historia de amor. Un cuerpo con su belleza y su gloria. Y un dedo antónimo. ¿Quién soy? ¿Yo, o todo lo que siento? ¿Todo lo que siento me pertenece? Yo. Ricardo Reis. Nos señalan los otros.