sábado, 20 de abril de 2019

Vienen entre olas..

Vienen entre olas
traídas por el mar
hasta las playas olvidadas
desde países inventados
botellas de cristal transparente
conteniendo todas ellas
los ojos de aquellos
que no quisieron ver
el agua de la noche
los fondos marinos
el hogar de la sirenas
las simas donde yacen
los barcos perdidos
y las flores muertas
peinando el cabello
de los amantes ahogados.


Error

No dejes de equivocarte
equivócate siempre
comete errores
sé torpe
no aciertes nunca
déjate llevar por el error
si alguien quiere salvarte.
Ya vendrá a corregirte
el que sabe más que tú
y si no espera a que te expulsen
de la tribu por insistir en una roca
que todos odian
y algunos arrojan con fuerza
al abismo de sus almas.
Sé el error que nadie soporta.
Híncate de piedras
con una hache de cruz
a las espaldas
elúdete a ti mismo
fracasa de ti
deja que ellos comprendan
mejor que tú el acierto
y por favor
para que no entiendan el tuyo
no veas nunca el error en los demás.
Insiste en él
y no desfallezcas de soledad
insiste en el error aunque sepas acertar
cuando nadie te mira.
O cuando todos duermen.

Desiertos

Cuando aún no se habían inventado las sombras, el hombre moraba en el desierto de la vida y también en el desierto de sinuosas dunas, de manera natural, sin protector solar y sin palmeras. Vagaba de la ceca a la meca (volveremos a nuestro lugar) y todo era silencio. A veces se paraba a descansar e incluso comía. Un día oyó un murmullo y un vecino de oasis lo llamó conversación. Pero este hombre hecho de sol y arena hablaba consigo mismo. Era el portador vital del dialogo. Aunque muchas veces se regocijara en exceso en el noble arte de la lengua y su murmullo tan sólo fuera monólogo. Pasado el tiempo lo encontraron abrazado a un pellejo de cabra que había usado como botijo. Había muerto de sed, con la lengua seca como un esparto y con sonrisa de hiena, animal que siempre le acompañaba en sus rutas a cierta distancia, tal vez por empatía. Cuando le despojaron de sus objetos personales para hacerle más liviano el viaje, y también para que descansara limpio y sin avaricias en el mundo de los que ya lo tienen todo, encontraron entre sus ropas un papel escrito con caligrafía de analfabeto que decía:

"Esas muchas personas que nunca te hacen preguntas. Y si no te preguntan ¿qué le cuentas? Juegan con una ventaja que no me parece equitativa en el marco incomparable de la relación, o intento de relación: que es posible que le cuentes algo que no les interesa. Y entonces me surge una pregunta: ¿qué puedo contarles que despierte su atención? He llegado a la conclusión de que nada. No quieren que les cuentes nada. No te hacen preguntas porque no se hacen preguntas. Da gusto compartir silencio con estas personas de tan elevada soberbia discreta. Todo es remanso. Y nunca te aburren. ¿Crees que a mí me apetece demostrar mi inocencia?".

Y a solas andas..

Y a solas andas
y acaso te entretienes
con recuerdos fatuos
que arden en el hielo
y alguna tarea que te impones
desde la mañana a la noche
y el tiempo pasa
como un peso muerto
que llevas a la espalda
y asolas tienes
una responsabilidad de ti 
que no compartes
y ante la ausencia del otro
las cejas arqueas
que preguntas te haces
que nadie responde
han llegado las flores
como si fuera primavera
y ahí fuera no hay nadie 
que serene el aroma
de unas rosas cortadas
sobre la mesa sola.

Y a solas andas
y en eso si caso
te entretienes.