miércoles, 21 de septiembre de 2016

Karima Editora

Karima Editora 

Muy pronto podremos disfrutar del nuevo libro de Tomás Rivero, Cámara de humos". Un pequeño anticipo de un libro hermoso que no puede faltar en tu biblioteca.
"Una piedra lanzada contra la lluvia
no hace ruido:
lo que oímos es la cáscara de la palabra
el envoltorio del viento y la letra de una melodía
que nunca tuvo garganta de pájaro."
Cámara de humos, Karima Editora 2016
Tomás Rivero
Ilustración de portada de Ricardo Ranz

Los indiferentes

A veces uno se limita a no hacer ruido.
A partir de esa decisión
que no siempre es voluntaria
tu levedad
puede perfectamente formar parte
de eso que los otros llaman 
los indiferentes.
Ahora paseas por un arenal
donde el mar
como en un cajón de ajuar
va dejando acomodadas
sobre la playa
las joyas los hilos y las sábanas
que forman parte del silencio.

Paraíso

Recuerdo que con siete años azules y marrones
me bañaban dos jóvenes vecinas malvas y puras 
bajo una parra roja repleta de limones verdes
en una pila de granito amarillo tañida de piedra suficiente
como para soportar el sonido a campana
de mi cuerpecito de ala que sostenían
entre sus brazos de cantaros de carne y jarras de cristal.
Me lavaban y frotaban con jabón de altos eucaliptus
con su manos suaves y ágiles llenas de mil dedos
que auscultaban mis muslos o el final de mi espalda
y mi piel se iba perfumando de un olor 
que a mí me recordaba al de los membrillos
que sobre frutero de cristal transparente
perfumada el zaguán blanco de aquella casa.
Después arrojaban sobre mí para un clareo de lluvia
unos barreños de agua templada a los rayos del sol
que humildemente había ido dejando filtrar la parra.
Aquella parra de hojas lacias que siempre usaron
Adán y Eva para tapar sus sexos y los nuestros.
Y yo quedaba limpio excitado y complacido
abrazado a la dulzura de toallas
que encerraban dentro un paraíso.


Después del fuego

                         Este poema lleva una dedicatoria
                  para mi amiga Mercedes Acebedo, con afecto.

Esa vieja costumbre de alzarte sobre mis hombros
y quemar a besos mi nuca
ya quedó lejos
imposible que ahora pueda soportar
la belleza espontanea de tu gesto
ante la invasión de carcoma que roe
las maderas oscuras de mi carne.
Ahora tan sólo soy un viejo potro que carga
con un armario de puertas desvencijadas 
y ventanas rotas. Hasta los bosques
se burlan de las maderas podridas de mis huesos
y cuando tú te subes a las ramas de mi sangre
tan sólo puedes besar la leña que crece en mis cabellos.
Pero aún puedo amarte desesperadamente
tomarte entre mis brazos y cansarte de amor
en el columpio de mis manos
como si un viejo roble amara a sus cenizas
después del fuego.

El viejo topo

1917-2017, cien años de buscar en los rastrojos, compitiendo con las volanderas perdices, un grano de trigo que alimentara la harina de nuestra paciencia. Allí estaba el pan -que sería mendrugo- y un vaso de agua, que meses antes habíamos sembrado esperando las lluvias. El sol sobre nuestras espaldas doró los trigos que hoy son acariciados por el viento. Luego vinieron unas máquinas que se burlaron de la hoz. Y bajo aquella tierra unos hombres tiznados de negro levantaron los martillos, a golpes abrieron la mina como viejos topos marxistas buscando los cimientos de la burguesía. Mordieron la roca, cavaron largas y profundas galerías. Aquí continúa un largo y persistente silencio de hombres imbatibles. Por las noches cuando duermen, sus sueños son vigilados por aquellas volanderas perdices que siguen escarbando en los rastrojos tras una semilla de luz.


Hoja suelta

Miraba todo aquello que estaba ante mí, pero no me habían educado para ver. Sentía, pero no podía ponerle palabras a mis emociones, no podía darle nombre a las cosas que pasaban ante mi ojos. Cine, pintura, literatura, música, eran cuatro elementos que formaban parte de la composición del aire que yo respiraba, estaban dentro de mí, pero yo era mudo ante la belleza. Ahora ya soy mayor y paseo por los bosques. Aún no elegí sitio para morir y cuando lo haga seré un ciego que aprendió a ver.