miércoles, 4 de marzo de 2015

Te amo

Con paciencia
o también con rabia noble,
petroglifos hago
con la yema de los dedos,
escarbo en la arena
de las rocas fáciles
que la vida incitó a sobreponerse
a la erosión antigua
del poema.

Y ahora, ya ves,
ando con una piedra en cada mano
apretando el puño
al paso de esas bestias
que amenazan la posibilidad
de que yo vuelva a tropezar
más de un millón de veces
en la misma piedra.

Y qué si no me queda más que destrozar
mis zapatos mis uñas y mis carpos,
en los tantos errores que cometo
mientras miro amanecer,
tus ojos,
el bosque,
la playa,
y desde aquí
hasta allí,
midiendo la distancia
de la soledad del hombre,
todo es madera reducida
a un solo y único grano de arena,
es decir:
nuestro universo,
aquel otro fuego del que provenimos,
quemando eternamente las palabras.

Concluyo: es así como te amo,
hoy que me encuentro solo
y tarde.

Primavera durante la primavera