domingo, 12 de octubre de 2014

Cuando ahí afuera aún había patios

Cuando ahí afuera aún había patios
y terrazas que daban a la vida,
una mirada de sol con flores,
hombres con labios dulces
que podían besar con dientes furiosos
y manos que llenaban las horas
de vientos apacibles.
Cuando ahí fuera, digo
no importaba que tuvieras
un dolor importante,
un fracaso estrepitoso,
u otros deslices de la carne.
No importaba
porque siempre había un amigo
con dientes de defensa y labios dulces
que vendría a sacarte de un error,
de ese error con uve de vergüenza
que él no dejaría que cometieras,
porque él nunca permitió
que tu soledad rumiara
un solo de tú con nadie.