miércoles, 29 de junio de 2016

Si acaso

Si acaso cariñosa
pasaras esta noche conmigo,
y tocaras el hueso que tengo aparcado,
no frotes mi alma
prisionera de un corazón desprovisto
que reclama calor.
No abuses de esta soledad tan terca
que se ahonda en mí,
y deja que la noche
tan sólo sea un abrazo,
más huérfano
que aquel viejo niño
que yo siempre era.



lunes, 20 de junio de 2016

Una prole ofendida

Si comulgo que padezco de una prole ofendida
si confieso que fui músculo en la noche
si mi mano se cerró en un puño hecha energía
si forcé a aritméticas las cuentas de los nobles
y en su número incidente fui error del sumario.
Gesté en la oscuridad una pelea contra el poder
me declaré clandestino del día y de la noche
y como tonta vanguardia me sumé a las masas
razonando con ellas mis cotas de dolor y rabia
y mi huérfana memoria recaló en los diarios.
Soy yo miradme. Perfecta dureza delicada
en el talón proletario del zapato
su empeine de zócalos rozándome en un ay!
de dolores antiguos anticipando estandartes
promontorios esquinas aquellas barricadas
de vidrios encendidos tras los escaparates.
Yo estornudando a deshoras la cal de las paredes
su sangre secándose como un semen vitriolo
en paredes de cuarzos yeso virgen ladrillos.
Todo huele a pasado de sumos traidores
trajeados y ricos reciclando los trapos
de lo que fueron telas de mi viejo estandarte.

Heme aquí hoy
derrotado y triste
abstemio
sin ganas
inapetente y sordo
mudo ciego
y algo lánguido.
En suma
soy una plástica
renuncia de la historia.
Con viento largo y fresco
sin apenas cigarro
con un porro de humo mágico
en la memoria narcótica
salgo a pasear al borde del abismo.
O en equilibrio de sillas
a lomo de serpientes que antes fueron hadas
dejo que su mordisco por fin me envenene.
Todavía mi cordura hace señas al mundo
una luz me ilumina
la llama de una vela que encendió la alegría.
Nada espero del beso que denuncie a mi lengua
por inundar de risa la sal de tu saliva.
Amarte en mi naufragio me salva de la vida.


domingo, 19 de junio de 2016

Renuncia

Ya has visto
ya estás viendo
caballos blancos
con belfos de espuma
y bridas de arena
caballos locos
desde la otra orilla.
Cruza las frágiles aguas
y monta en ellos
cabálgalos
como si aquella noche de muslos
que aún recuerdas
fuera siempre
y en ese trote lánguido
frota tu abdomen
como una fruta madura
contra el vientre de la noche
y préñala de estrellas
que planetas no caben
en la memoria absurda del amor.
Ya sabes
ya has visto
un caballo libre
desde esta orilla
que busca incansable
a su jinete.

sábado, 18 de junio de 2016

Suicidio

Habitado por un pánico casi cursi
me aflojo el cinturón y pienso
con la tripa de comer
que el cerebro se alimenta
de recuerdos de un pasado
que nunca volverá. 
Alimento mi pánico por tanto
con alimentos caducados
que nada aportan a este hambre
de querer ser un hombre noble
que supo estar en la vida
con la barbabilla alta
a esa altura justa para acomodar
la última bala.
Todo suicidio es lento,
tan lento como ver pasar primaveras
o el agua de los relojes
cayendo como pesadas campanadas
a esa hora justa
en la que las campanas
oscuras de la noche
alimentan un viejo y perseguido sueño:
cultivar flores aritméticas
en tiestos cóncavos
que sepan aportar a la luz
la vida secreta de los muertos.



jueves, 16 de junio de 2016

Minerales

Soy tu piedra talismán,
tu mineral ágata,
turmalina del iris,
el mercurio de tu nuca,
la moneda de cobre que paga
tus joyas,
el mineral acaso que nace
entre el potasio y la soda,
el grumo más pedúnculo de tu sangre
apretado entre el pulgar y el índice
una pizca de luz en tu centro más negro,
la metafísica del árbol que llevas dentro,
una gota de clorofila en el desierto,
la arena de todas la playas
sin huellas, sin pasado,
resbalando entre mis dedos
camino del agua.

miércoles, 15 de junio de 2016

Solos

Cuando los ordenadores se apaguen y nos quedemos solos
será hora de mirar si entre los dedos quedó
alguna tecla abandonada con su nombre,
si aquel o ella siguen acariciándonos las yemas de los dedos,
si entre las uñas un manantial de recuerdos
brota de aquel pasado de gente aturdida
buscándose entre las páginas que volaban a los rincones
más lejanos del planeta a través del grafito
que dibujaba en las estrellas los rostros de silicio
de tantos solitarios al pairo azul-eléctrico del abandono.
Si entre los dedos queda algo de la memoria de alas
de un icono que trasladamos a los ojos de nuestra noche eterna:
se trataba de comunicar con solitarios corazones.
Será hora de mirar si alguno de nosotros
aún queda vivo de este miedo de teclas abandonadas
que han dejado de llamarnos por nuestro nombre.
Comprobar que la pérdida de la caricia es sólo pasajera.


Sombras

A la sombra de un gran avellano sesteaba el tigre.
A la sombra del tigre
un pájaro diminuto y azul de nombre libio.
A la sombra del libio una hormiga roja,
que al darse cuenta de que proyectaba
una diminuta sombra
donde nunca sesteaba nadie,
concluyó que el mejor sitio para morir,
como sólo lo hacen los vencidos,
era el desierto, que carece de sombras.