martes, 28 de febrero de 2017

Reflexión más tarde sobre un pequeño olvido

Soy el que sufre porque no escribió un poema
a esa hora en la que ella se peinaba desnuda ante el espejo.
Me faltó la mirada que el azogue contuvo
y escribir con sangre de paloma los versos en papel oscuro.

Barca

Con la edad de las tinieblas
me han nacido en las ingles de navegar
unos vellos tristes y blancos
que al arrancarlos con prudencia de a uno
se han convertido en pequeñas serpientes
de piel ebúrnea y escamosa
las cuales al aplastarlas con severa repugnancia
se han convertido en remos
para una barca que alguien gris
que mora en las sombras ha puesto en mi vida
para que pueda cruzar el mar del olvido.


Vestido para ir de "mani"

Hay que llevar piedras, pasar a las manos,
llevar un libro de Erri De Luca,
recoger a los caídos, contar las bajas
y volver a empezar.

Oficio

Arriba y abajo siguiendo mis pasos
o pisando mis huellas
calcé definitivamente
el pie que me acompaña
e hice mi obra con altiva paciencia
rastreando cual apache
las extensas praderas
el valle donde conocí la vida.
Y soporté hermético y soberbio
el poema caído en medio de mi frente,
que doblegado, abatido, impávido,
gravitó dulce y amargo,
fue reptando como una serpentina animal,
como una hiedra eterna y duradera.

Por todas mis tripas y mis hernias
fue dejando zarpazos de una gravedad
próxima al herido de guerra y su dolor hospitalario.
El poema felino, con enérgico vigor, me ha sometido
durante años. Obligado a pergeñar las heridas a los versos
o la letra a la palabra, he ido atando con hilos de sangre
el amor o la vida, el odio o la muerte,
añadiendo cabo al cabo, zurciendo y repasando
o corrigiendo sus afilados bordes,
así hasta vencerle un poco,
el poco de los genios o de los elfos o de los magos,
la brizna del que somete a esclavo el remiendo literal,
a plancha el patrón tipográfico,
a magistral borrador elegías y loas.

Y de esta manera amo
como un generoso dispuesto al sacrificio.

Entrevista

.-Señor Rivero, usted como poeta ¿qué piensa de la poesía?

.-Yo era una gran piedra junto al río y los peces venían a contarme secretos. Después, con el paso del tiempo, los secretos que habitaban en mí y el roce del agua me fueron dando forma, me fui desgastando. Ahora soy un guijarro humilde, una piedra roma que es arrastrada por la corriente del río. Ya soy fugacidad.

.-Y del amor, ¿qué piensa del amor?

.-Vete a tomar por culo.