viernes, 6 de mayo de 2011

Ese deseo antiguo


Qué triste ser una franela húmeda
tapando hoy las grietas de un beso
mañana diciendo que nunca
nunca
se me hizo tarde en tu boca
yo era un solitario y me bastaba
con esperar ese beso dibujándose en el aire
me bastaba con ese deseo antiguo
que a los otros sobra viejo.
Yo era un amante minusválido
a esa hora nona de el atardecer
cuando una música traída por el viento
separa las cortinas
dejando entrar un sueño en las alcobas
y flota en el ambiente de la casa
una nostalgia impropia de valientes
poetas.
Y esta tarde ni llueve ni se oye
dentro de los muebles
el terremoto semanal
de corazones tristes.
Y cuando oigo tu voz
(tu tos hoy)
eres tan entrañable y a ratos tierna
que debieras llorar
por no poder amarme.