lunes, 6 de enero de 2014

Tótem blues

A Shandy, que eligió el título y el  poema. (Yo el blues)

Reside en la tribu la piedra enajenada,
fue creciendo sobre el tallo culto,
sobre el árbol de la ciencia
y el acervo de la estirpe,
a la vez que crecía el río,
médula espinal de la cabila.

Allí impone su triunfo el elefante,
destaca su altura gris entre el verde,
blande el mastodonte, sobre su cabeza, la trompa
defendiéndose de sordas incursiones
hechas por escuadras que fueron a cazarle,
guerreros aulladores contra el bramido,
voceadores de doce compases barruntados
en el temblor de la tierra,
bajo sus patas retumban los tantanes al galope
avisando que llega un blues a la hora de la muerte.

Sudorosos y hambrientos esclavos,
locos de nostalgia, bajo su canto negro
echaban al fuego restos de carne roja,
fueron entregando relatos y memoria,
parte de su gesta al polvo
y sus cuerpos sobre hierba pisoteada y seca
para que fueran pasto de la intemperie,
sufrieran el holgazán frío de las noches: el tótem.