lunes, 23 de diciembre de 2013

Epíteto muy arbolado

Corindón o esmeril pedernal
la chaira recorre los filos de la carne
magulla y gorgorea
hacia la oreja enfila la aguda punta
a escasos centímetros
quiebra
brevemente merodea
luego acaba hiriendo
donde la sangre brota con un gemido
de peces que se ahogan

de aspas y hélices fraguándose
en un murmullo de abanicos

proveniente de esa zona de la garganta
hecha cuna un instante
hecha cueva de oscuros y silenciosos pasillos
habitáculo donde mora el vital veneno.

Y muere misteriosamente.

Acaba en ese instante de bramantes
que exigieron el oscuro filo
para derramarse al vacío encerado

de un embadurnado hilo meciéndose

p
 é 
   n
     d
       u
         l
          o

de anímicos cuajos:
todas las maderas sangran
como una garganta sin voz.