un tramo de
mi incapaz
quedó sin
ser recorrido.
Te faltó
esa audacia feliz
de la
inocencia para saber
si dentro
de mí otro habría
digno de
cubrir tu carne,
tu mirada o tus recuerdos,
tu mirada o tus recuerdos,
en ese
instante en el que yo
tan sólo
era un brazo partido
por la
distancia
por los
golpes
por la
humedad
y el frío.
Aún te
necesito
para saber
si soy
un hombre
solitario.