jueves, 9 de junio de 2011

Esas joyas

Diamantes

Corindón o esmeril pedernal
la chaira como una joya
recorre los filos de la carne
magulla y gorgorea
hacia la oreja enfila la aguda punta
a escasos centímetros
quiebra
brevemente merodea
luego acaba hiriendo
donde la sangre brota con un gemido
proveniente de esa zona de la garganta
hecha cuna un instante
hecha cueva de oscuros y silenciosos pasillos
habitáculo donde mora engarzándose
el vital veneno.
Y muere misteriosamente.
Mientras la lengua es purpura
y masculla reflejando
las iras azules del adiós.

Yo me daría a quien me quisiera



Yo me daría a quien me quisiera
como si ni cuenta me diera
de mi entregarme: como si lo hiciera
un yo de mí que me ignorase.
-Josep Palau i Fabre-

Ciudad Sur


















Pero la ciudad continúa fagocitando
su humo existencial,
que como necesaria sangre proporciona,
a este gigantesco ser, la linfa necesaria
o sustancia primordial,
para seguir viviendo.
Y un gen gigante que bulle en las cloacas
va acumulando atávicos conocimientos.
Dato tras dato se alimenta de dolor.
Acosado por un pánico temblor,
por una ardua meningitis,
por una parálisis,
me busco en los espejos.
Ablandado por unas muletas
(ayuda inmarcesible)
he cubierto con telas los cristales
imposibilitando su resplandor,
anulando sus reflejos,
y mis ojos han recuperado
el más inválido fulgor.