La Huelga General, no es lo que era. Antes, cuando los obreros eran pobres, una Huelga General daba gusto: derribaba un régimen. Hoy una Huelga General no derriba nada. Derriba ilusiones. Las ilusiones que nos hicieron tener. Esos pasos de magia: nada por aquí, nada por allí; y donde un trabajador imita al conejo de la chistera, volteada una y otra vez, por las hábiles manos de un mago burgués.
Hoy una Huelga General, es un pacto de amistad y buena concordia. Es una huelga educada. Es esa ponderación que se les pide a los obreros, que deben tener, imitadores exactos de los defectos bellos de la burguesía. La escolástica, joder. La escolástica. ¿Que no les enseñamos suficiente?
Incluso pareciera que el sistema, o los empresarios (¿no es lo mismo?) necesiten una huelga para identificarse con sus explotados. Tú me haces una huelga y yo te descuento el día. Se acoplan. Se unen, se desean. Y vuelta a empezar. Hay amores que no matan. Y explotados y explotadores se extrañan. Se quieren.
El próximo día 29 todos a la huelga. A ese onanismo de trabajadores tristes. Solitarios. Incapaces de follarse a Dios.
Una Huelga General, tal como está el patio de las emociones melifluas de los trabajadores, tendría éxito de la manera siguiente: (los poetas tenemos alternativas, ¡eh! acojona que los poetas tengan alternativas) Todos los jueves que Vallejo cifró como precisos para miércoles estáticos e incómodos, (¡Oh alma! ¡Oh pensamiento! ¡Oh Marx! ¡Oh Feüerbach!) huelga general.
Voy a repetirlo, por si me enredé de rosas trepadoras: TODOS LOS JUEVES, HUELGA GENERAL.
Será entonces cuando empezaremos a hablar de algo. Se imaginan al empresario: “Hombre siéntense, qué desean. Era broma”. Y a nosotros: "Que va, de pie".
¿Por qué ese día, un jueves? Porque es nuestro. Porque forma parte de nuestro tiempo de esclavos y de trabajo. Y de dudas metafísicas. Porque está en medio de la semana y no levanta sospechas: "estás en el medio, como los jueves". Y porque necesitamos un jueves primordial. Lo dice Vallejo. Y porque hemos superado al puto burgués por la izquierda.
Venga. Mañana es primavera. El Corte Inglés se hunde. Compro allí. En mi ventana caen copos.