jueves, 17 de noviembre de 2011

Rosas de otoño

Nunca, nunca será tarde
si para amarte yo, me tocas
y si para tocarme
viene un aire cálido
del tacto de tu mano a serenarme.




Cristal aniversario


Sobre las aguas transparentes o de seda
cae sobre esas aguas el aniversario cruel
del tiempo que dejé de quererte.
Y se mece la noche en un barco de sal,
cerca del horizonte las horas caen lentas,
lánguidas y solas.
He perdido la vida sobre la playa
y no queda nada azul en el vuelo
de aquellas alas que buscan descansar
de la ausencia,
sin ellas no podrás regresar nunca
a estas arenas de mitos y culebras
de rutas inmortales
borradas de la memoria
por alguien que olvidó navegar.

Y regreso al mundo
subo a tu casa de inocente cintura
para dejar mi cuerpo abandonado al sueño
y arrojarme así al abismo de tu nombre
al acantilado sereno de tus ojos
llamando a tus puertas de par en par abiertas.
Y ya soy habitante de tus manos
más sereno y más anónimo
un mensaje inútil de botella errante
pegado a este crucial y roto cristal
de tiempo aniversario.

Y deja que gozoso me mire en ti
dispuesto a morir y blasfemar
en el largo gemido de tu boca.