martes, 8 de octubre de 2019

Vivir

Se me achica el espacio y deduzco por tanto
que soy un cuerpo incomodo al que sobran escorias
y la plata y el verso y el vino y el pan
la lima y el fórceps y la rebaba escuece
y el poso de las limaduras va ulcerando en mí
como un élitro brilla en la oscuridad de un martinete
o como un alacrán escribe con veneno
el poema de la permanente estatua
altiva y sometida al verso de la inmortalidad
donde una campana de cristal
con badajo de templada carne
va dando campanadas de vísperas.

Y me crece el poema como crecen las uñas
en este oficio pejiguera de vivir
al pairo bonancible de la zarpa.
Hay jilgueros enjaulados (al lado de otras fieras)
que cantan por pereza.

Lugo y bueno.



Mariposa

En el extremo inferior, bajo un triángulo formado por unas piernas abiertas,
el glande de un pene al lado del cual revolotea una mariposa.
-Salvador Elizondo-


Has mojado la camisa verde y yo el pantalón azul
las manchas de los besos se deslizan y mueren
sobre la arena caliente
al llegar a la orilla del mar nos rozó una sombra
y nos aferramos a la deriva de una madera muerta
los peces la habían cubierto de huevos
y el mar de sal y viscosidades.
Antes de morir ahogados nos abrazamos fuertemente
y nuestros sexos se fueron acoplando
en un desordenado carnaval de besos.

Cuando recogieron nuestra vida
flotando sobre las olas plácidas de la noche
por la bóveda estrellada caían astros encendidos
y una tristeza de alba amanecía pobre y mortecina.
Tuvieron que cortar nuestras lenguas
y amputar nuestros sexos
para certificar que aquel cuerpo pertenecía
a dos seres distintos que torpemente intentaron
salvarse de la vida
con una mariposa azul entre los dedos.

Quiromancia

Padre
vuelvo a partir hacia las rutas perdidas
rutas grises de promesas tan azules
como una aventura

y a cambio de todo lo que soy
y aquello que entregué
no he recibido nada
entre mis manos vacías tan solo las líneas
de este mapa de carne que me lleva
al error una y otra vez:
acaricio equivocarme

si encuentro el norte encenderé la luz del sur
si encuentro el sur hablaré con gaviotas muertas
y cubriré mi espalda y mi pecho –este y oeste-
con tu recuerdo una y otra vez manta cálida
zapatos fríos para la arena de mis playas
lamidas por la eterna ausencia de tantos.