Te has ido, yo sé que solo
y a mí me toca
con mis dedos impuros
abrir tu boca
oír en ella tu lengua
pérfida y pecadora
hombre embravecido y pequeño
inútil
poeta y músico a la vez
que en tu alma crepúsculo te agotas
cada tarde
cuando llega un entreluces
y se apaga el suave olor de los limones
que perfumaba tu nombre.