Vengo de la huerta con un puñado de palabras en el paisaje de la lengua. Huerta, agua, bosque, vientre, peces, noche y cintura. Quisiera hacer un poema. Pero no tengo por aquí cerca ni a Miguel Hernández que era hortelano, ni a Maruja Mallo que era su amante pintora, para tomarme unas copas con ellos. Consensuar con ellos su ausencia:
Tu cintura de agua
se llena de bosques
como la huerta de abril se llena
de hierbas aromáticas.
Hay un óleo de tintas negras
y cristales rotos
en la mirada de los ciegos:
tocar tu vientre es nadar bajo el agua
con los ojos abiertos
y ver peces despeinando la noche
las alas malvas de una mariposa
libando la luz.