martes, 30 de junio de 2015

Ave de presa

Como un temblor acudes a mí,
por el aire danzando
pluma negra de águila,
con ella escribí en el viento
un canto sencillo y un graznido
de noche oscura y vuelo tardo.

Y a esa noche de alas extendidas
la veo,
la veo ahora
llevándose en sus garras
los poemas que conseguí 
arrebatar a otros pájaros
menos avezados en el arte
de la sobrevivencia.

Veo a los pájaros sin alas,
rotos y ciegos,
descendiendo la sangre de la noche.

jueves, 25 de junio de 2015

A Jesús Cava Baja

 NO ME DEJES AHORA

Seguir caminando sin volverse loco,
continuar recordando tu nombre
por las calles de Atenas Móstoles o Paris,
bajo la lluvia y los robles, entre los helechos
o la húmeda vegetación de una ciudad perdida.
Seguir aunque los hombres pierdan la piedra
que los orienta. Sólo en las esquinas
se citan las mujeres para dejarse acariciar
por manos y labios vertiginosos y puros.
En otoño, bajo las hojas muertas, aparecen en los parques
los cuerpos inertes y lánguidos de seres solitarios.
El poeta Eusebio Verón que jamás hizo público un verso,
fue encontrado muerto
una fría tarde de espesa niebla
bajo las ramas bajas de un boj.
En los bolsillos de sus ropas sólo se halló una llave,
en su mano izquierda un lápiz con la punta quebrada
y su mano derecha fuertemente apretaba una hoja de bloc.
Tuvieron que quebrar sus dedos
para poder leer entre las arrugas del papel
los siguientes versos:
“La palabra siempre es otra. Tú lo sabías,
mírame, ese era el misterio,
no me dejes ahora.”

jueves, 18 de junio de 2015

Unas rosas cortadas

Se levanta a las nueve
o se levanta de meses
y sobre la mesa pone
unas rosas cortadas
y el tiempo en ellas se detiene.
A través del agua
van abriendo sus pétalos
y él mira las rosas
desde las nueve veces
que cayó derrotado
en la extraña madrugada
que llenándose de meses
sobre la mesa pone
unas rosas cortadas.

domingo, 14 de junio de 2015

Libelúla 2015


Navegando las maderas

No hay más arte que ese que muestra el otro 'harte' (hartazgo, tal vez) oculto en la labor entrañable de la carcoma intentando construir su nido en el alma endulzada -su alimento- de la madera. Los caminos que el coleóptero recorre y su persistente roer, ese otro sonido de músicas son el culebreo nostálgico de la vida: los quiebros realizados por el cuerpo y sus paisajes. Su lento y sinuoso navegar. Y allí no puso nadie un sólo dedo. No hubo caricias que dispersaran la misión del artista en su labor de larva. Bajo tierra hay una madera que nunca se pudre. Es la raíz tal vez de aquel cementerio marino de Valéry:

Pero en su noche, grávida de mármol,
un vago pueblo, entre raíces de árboles,
por ti se ha decidido lentamente.

O es, al fin y al cabo, ese trozo de madera, aquel mascarón de proa, roto, astillado hasta la saciedad, de un mar incesante burlando las naves por las sendas embravecidas del agua: “El mar, el mar, sin cesar empezando”.


lunes, 8 de junio de 2015

Piedras, piedras

Piedras, piedras
arrojadas al fondo de un profundo lago.
Con cada piedra iba un pensamiento.

Ata un hilo a una piedra,
la línea argumental escribiéndose,
tirando de él saboreas el lodo.

Ya no te queda casa,
paredes que sujeten lo que tú piensas.

Al fin y al cabo siempre estás sólo.
Nadie te acompañará,
aunque hay una mirada
comprensiva de los demás
en todo lo que haces.

Las piedras van apilándose.

martes, 2 de junio de 2015

A Paul Celan

1

Mira esa hoja que ya no cabe en el árbol,
numérala, di si al ser ella un número
improbable, razón tiene su existir,
si debiera caer o volar o también morir
antes de que el otoño
afecte a sus hermanas, hojas como ellas,
que supieron escoger un lugar,
un orden en las ramas,
acomodarse un sitio en la vida,
al sol, más o menos fácil.

2

Parte de la nieve que tú bebiste
se fue hacia fuentes y manantiales
llevándose de ti un recuerdo tuyo
que pasó entre las piedras
sedimentó en las rocas
y fuiste parte de un paisaje de agua
que se acordaba de ti.

3

Afuera hay un árbol que proyecta una sombra.
Los niños juegan a saltar sobre ella.
El árbol tiembla.