martes, 21 de octubre de 2014

Quedan inmóviles pendientes

Quedan inmóviles pendientes
un largo índice de rojos izquierdistas
amando su codo izquierdo
su labio inferior
su frente amplia
sus orejas de música.
Queda la mala leche de historias escritas
con sangre
como la morcilla de un pueblo
que vio nacer al poeta Ángel González.

Quedan inmóviles y pendencieros
guerreros de la noche
esta tarjeta de visita
este cuaderno
esta delicada noche con su fiesta de baile
donde nunca te saqué a bailar
pero tus ojos danzaban en mis labios
y me enamoré de ti como un normal.

Quedan las pérdidas:
todas las oportunidades vacuas de cada día
y largos borradores de urgentes versos
precipitados: su borrón de lágrimas
templadas. El papel secante
amansando el dolor de un mal poema.
Queda la música de Aute
O la de Silvio o la de Pablo.
El patio de Triana y un blues de Mayall.

Azules musarañas
teatros en el cielo
asustadas bandadas de pájaros negros
en el invierno húmedo de los campos
alegres y tristes
los páramos que dijera Don León Felipe
de esta España hermosa y plana
como una manada de corderos
como una partida de bandidos imbatibles
de maquis románticos o no
en los montes resistiendo la soledad de la muerte.

Quedan inmóviles pendientes
rosas tatuadas en la piel de las ingles
una flor por cada amor fracasado.
Finísima piel dolida
tan necesaria y precisa para amar
para sufrir puñaladas azules y de oro
y desangrarse de un único amor.
Un amor irrepetible
acabado.
Todo es efímero
los lobos se amansan. Desaparecen las selvas
y aumentan los aplausos o las salvas.
Tus ojos y los míos se miran tristes.