Ya no tengo la edad que aparentaba,
la de un ángel con espada de fuego,
ahora tengo una edad de pañuelo negro y
sobrio
para actitud noble que amenace al alba.
Ya no tengo la edad que aparentaba,
ahora me ha nacido una edad nueva,
de lagarto verde esmeralda al sol de
mediodía,
y al sol de media noche,
y un río soleado de premuras
entre los muslos blandos.
Ya no tengo la edad que aparentaba,
ahora tengo una apariencia de canas
ahora tengo una apariencia de canas
que son mías. De piel fina y ligera
que heredé del viento.
Ahora aparento poeta y amanezco farsa.
Aparento nostalgia y devengo en fardo.
Un peso muerto tan liviano
que floto durante el trayecto que va
del beso al seso o del sexo a la palabra.
Emerjo, voy y vengo,
vuelo, el viento acaricia mi rostro,
vuelo, el viento acaricia mi rostro,
sudo, sudo una enorme apariencia
de felicidad y canciones silbadas.