martes, 29 de noviembre de 2011

LA CRISIS

De vez en cuando, el ánimo que tengo descompuesto o escalón, tropieza  con el ánimo escalera-travesaño del otro, y me salto la regla y dejo aquí poemas de otros. Que no se acostumbren.

Hoy, se me vino encima el volumen con la poesía completa de Don Mario Benedetti. Y lo abrí, sin hache ni cerradura, por la página que decía "Poemas del hoyporhoy" (1958-1961). El primero de ellos se llamaba "La crisis". Crisis muy parecida a esto que hoy llamamos "Crisis". Sólo que Benedetti la escribió hace 50 años.


LA CRISIS

Viene la crisis
ojo
guardabajo
un pan te costará como tres panes
tres panes costarán como tres hijos
y qué barbaridad
todos iremos
a las nubes en busca de un profeta
que nos hable de paz
como quien lava.

Viene la crisis
ojo
quizá te esté subiendo
por la manga
quizá la tengas
ahora
enroscada sin más en el pescuezo
o esté votando con tu credencial
o comprando tu fe con tu dinero.

Oh cuánto cuánto
costará el escrúpulo
y la vergüenza buena
la importada
la que no encoge a la primera lluvia
la vergüenza de nylon
ciemporciento.

Oh cuánto cuánto
costará el amor
en la noche sin dólares ni luna
con los perros afónicos
y el sueño
firmando los conformes con rocío.

Oh cuánto cuánto
costará la muerte
ahora que no hay divisas
ni perdón
y no hay repuestos para la conciencia
ni ganas de morir
ni afán
ni nada.

Viene la crisis
ojo
guardabajo
no habrá vino ni azúcar ni zapatos
ni quinielas ni sol ni Dios ni abrigo
ni diputados ni estupefacientes
ni manteca ni frutas ni rameras.

Viene la crisis
Ojo
Guardarriba.

Métrica

Con un poema que nació roto
sujeté otro poema que me salió agotado,
fui poniendo letras y palabras del otro
sobre los versos débiles del torpe,
que se afianzaron, se fortalecieron.
Sus trozos me fueron útiles
para apuntalar palabras con fracturas
que se caían por su propio peso.
Donde había un accidente literario
para curar ausencias épicas
ponía un benéfico canto de sirenas.
Surgió así de los fortificados andamios de la poesía
el impetuoso armazón de un poema sin métrica
que no pudo volar, preso en la jaula del fonema.
Yo lo alimento con melancolía y él trina.


Citas desinteresadas / Mario Benedetti