viernes, 2 de marzo de 2012

Edad y margaritas

Ya no tengo la edad que aparentaba,
la de un ángel con espada de fuego.
Ya no tengo la edad que aparentaba,
ahora tengo una edad de pañuelo negro y sobrio
para actitud noble que amenace al alba.
Ya no tengo la edad que aparentaba,
ahora me ha nacido una edad nueva,
de lagarto verde esmeralda al sol de mediodía,
y al sol de media noche.

Ya no tengo la edad que aparentaba.
Ahora tengo una apariencia de canas
que son mías. De piel fina y ligera
que heredé del viento.
Ahora aparento poeta y amanezco farsa.
Aparento nostalgia y devengo en fardo.
Un peso muerto tan liviano
que floto durante el trayecto que va
del beso al seso o del sexo en adelante.

Floto, voy y vengo al compás de las olas.
El mar me da palmadas en la espalda
y yo sudo. Sudo, una enorme apariencia
de felicidad
de risa
y canciones silbadas.
Mientras, vuelo en bicicleta.
Pongan praderas
me gusta masticar pétalos de margaritas.
Y competir con las vacas
en su eterno rumiar.