Qué feliz cuando en tus dominios hay
insectos azules y rojos,
cuando en tus dedos persiste un enjambre
de abejas blancas,
qué feliz eres cuando en mis párpados
se enreda un hilo de nube
y tirando de él bajan ángeles,
qué feliz cuando en ti coinciden
las miradas de la humanidad.
Y ríes. Y siempre eres otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario