miércoles, 18 de agosto de 2010

Norma Jean

Recuerdo esta foto,
tenía yo esa edad tímida y difusa
velada y misteriosa
(como tus ojos de niebla)
que tenemos los hombres
que no somos nada.

Y desde entonces
ya no he vuelto a crecer,
permanezco en el tiempo
como un niño exacto y sincero,
perdido en tu mirada.

2 comentarios:

Santiago Bertault dijo...

Me gusto el poema. Tu comentario al mío no le entendí muy bien, pero desde luego es divertido.
Yo no soy buen poeta, pero a cierta gente le gusta y con que me guste a mí me vale.

Saludos

Tomás Rivero dijo...

Putada la vida. Todos somos poetas malos. El uso. La demanda. El capricho cabrón de la clase dominante. Una silla es una silla mientras no precises escaleras.
Si te gusta a ti, y le gusta a la gente, vale. Tan sólo queda que un día la gente, deje de serlo. Entonces dejaran de existir tus poemas. Y los míos tal vez, se acomoden, en la cinturilla bordada de la braga de ella. Y yo sea una silla, subido a una escalera.