miércoles, 4 de agosto de 2010

Desembolso



Ella comenzó a desnudarse.
La braga te la quito yo, dijo él.
¿Y qué no me quitaste ya
si te doy la vida entera?
Y miró a los ojos del hombre
que allí de pié se mostraba
desamparado, inocente y solo,
despertando en ella, su apagada mirada,
una íntima e insondable tristeza.
Y generosa, volvió a darse a él

para que de nuevo le quitara.

2 comentarios:

Carmen dijo...

ella es generosa como el mar, que lame las heridas y te susurra los misterios de lo importante

Tomás Rivero dijo...

Ella es generosa como nadie lo ha sido hasta ahora. Ella es lo único que hay en esta vida. Ella. Y nosotros los hombres, unos seres primitivos e ignorantes llenos de envidia ante tanta generosidad y tanta libertad. Y tanta libertad para seguir siendo generosas.
Es cierto Carmen, los misterios de las cosas importantes tan solo los susurra el mar y ellas.