viernes, 6 de mayo de 2011

Ese deseo antiguo


Qué triste ser una franela húmeda
tapando hoy las grietas de un beso
mañana diciendo que nunca
nunca
se me hizo tarde en tu boca
yo era un solitario y me bastaba
con esperar ese beso dibujándose en el aire
me bastaba con ese deseo antiguo
que a los otros sobra viejo.
Yo era un amante minusválido
a esa hora nona de el atardecer
cuando una música traída por el viento
separa las cortinas
dejando entrar un sueño en las alcobas
y flota en el ambiente de la casa
una nostalgia impropia de valientes
poetas.
Y esta tarde ni llueve ni se oye
dentro de los muebles
el terremoto semanal
de corazones tristes.
Y cuando oigo tu voz
(tu tos hoy)
eres tan entrañable y a ratos tierna
que debieras llorar
por no poder amarme.



8 comentarios:

Isabel dijo...

Hola, muy lindo poema!! es la primera vez que paso por aqui!

saludos!

Sofía Serra dijo...

Y llora, llora...
Demasiado bonito para ser verdad.
Pero llora, llora...
:)
;)

Un beso, Tomás

HOSTAL MI LOLI dijo...

Seguro que te ama,aunque no te lo diga,porque a un poeta como tu hay que amarlo siempre.Besos.

Tomás Rivero dijo...

Isza bienvenida, un abrazo.
Por aquí estaremos. Buscando un poema para llevar a la boca. Y el que tenga otras hambres que se lo ponga allí dónde su necesidad es urgencia.

Tomás Rivero dijo...

Sofía, la poesía es toda mentira. No es bonita, ni es verdad. Nada. Es un ejercicio literario. Es abrir una ventana para que entren alternativas frescas a las contradicciones cotidianas.
Amar es otra cosa. Y llorar.
Pero no voy a caer en la trampa de ponerle nombre al poema. O apodos.
Un beso.

Tomás Rivero dijo...

Loli, te juro que es todo mucho más complicado. Si apareciera "Ella" el poema no tendría sentido. Es su "no" lo que le da vida al poema.
De todas formas amarme a mí por un poema, o dos, tiene mucho mérito: la carne marca los límites. Eso que llaman feromonas: ellas aprovechan el poema mucho mejor.
Besos.

Tío Eugenio dijo...

Me alegro de encontrar poesía en este pueblo, donde todo es asfalto negro.
Un abrazo,
Ug

Tomás Rivero dijo...

Tío Eugenio, el problema de las ciudades dormitorios es que la vida queda relegada al interior de nuestras casas. Y no hemos sabido tener un punto de encuentro, un lugar dónde coincidir.
Un abrazo.