sábado, 3 de septiembre de 2011

La cotidiana mancha azul de nuestras cejas

Tomo tu carne y me dejas recorrerla
todos tus itinerarios tienen algo noble
no encuentro defectos difíciles
no hay errores en el viaje
una luz cegadora y triunfal va cayendo
sobre el mar
las arenas del desierto
el hielo del norte
y las letras rotas y cúspides de estos poemas.

Te miro sin tocarte
mis ojos no te ven como debieran
y tecleo donde no hay huellas de tinta.
Salgo al balcón de la tarde y me gustaría
llorar mientras tú te pierdes.
Esta música que nos aleja y también nos separa.
La cotidiana mancha azul de nuestras cejas
mirándose
las manos tocándonos
como si fueran fuego.

4 comentarios:

HOSTAL MI LOLI dijo...

Yo también he hecho una poesía hoy,aunque las tuyas son laberintos y las mias son líneas rectas.Besos.

Tomás Rivero dijo...

Creo que te equivocas. Y creo que le pasa a la gran mayoría.
No se acorta usando la línea recta. La línea recta sirve para llegar antes a todas partes. Es decir para acabar cuantos antes el trabajo. La línea recta es un argumento de la derecha y del patrón. El laberinto, la curva, el envés, el quiebro, es el mundo de los locos y de los ángeles y de los poetas, que elaboran una rebelión contra la línea recta. Se llega más tarde a través del laberinto, pues de no llegar se trata. Acabar una cosa cuanto antes no es de seres diligentes, es de pelotas y esquiroles.

Besos. Te contaron mal el mundo.
Y como diría un poeta: ustedes están locos.

HOSTAL MI LOLI dijo...

Totalmente de acuerdo ,lo he dicho para provocarte y has entrado al trapo como era de esperar.Besos.

Tomás Rivero dijo...

Si era de esperar, no creas que pensaba sólo en ti cuando escribía mi respuesta. Espero que la lean otros seguidores de este blog. De los que les gusta que mi trapo ondee al viento cual bandera.
Besos.