miércoles, 15 de febrero de 2012

Las discrepancias del secreto

8 comentarios:

Nená dijo...

Está muy bien traída la foto, las dos ventanas, las dos cortinas de color diferente y determinado, me hacen pensar en cosas, que a otros le harán pensar en otras, las distancias en la subida de la persiana, y un millón de cosas muy diferentes. Iguales pero distintas.
Me gusta. La imaginación es poderosa,
mucha más que la sencilla realidad.


Nená

Tomás Rivero dijo...

La realidad no existe. Pero mantener esto siempre me ha costado disgustos.
Algunos piensan que hablo por hablar. por el defecto del poeta.

La realidad es fruto de la imaginación. Toda realidad antes de serlo fue imaginada. Cuando la imagen se pudo tocar, al instante siguiente esa "realidad" produjo una imagen distinta en nuestra imaginación. Y así hasta el infinito. Creatividad.
Últimamente se le concede más prestigio a la realidad y lo imaginado esta desprestigiado. Así nos va.
La idea conservadora hace el mismo recorrido que yo acabo de hacer. Mi recorrido lo hago de izquierda a derecha. El realista, lo hace de derecha a izquierda. Siguiendo mi recorrido imaginamos. Siguiendo el suyo vivimos de la realidad. Y en esta realidad incluso hay gente con dolor de muelas. Y vive de ello. No hay que quitarse las muelas. Hay que anular la realidad.

Y todo por un secreto discrepante.

Disculpas y besos, Nená.

Tomás Rivero dijo...

¡Ah!, se me olvidó. Tú observación ha sido lo que me llevó a hacer la foto. Justamente la misma. Me alegra coincidir contigo, Nená.

Besos.

Ventana indiscreta dijo...

-No me gusta nada el tabique que hay entre nosotras.
-No queda más remedio.

Tomás Rivero dijo...

Haced un taladro, y quien sabe. Compartir secretos creó cámaras comunes.

VICTOR VERGARA dijo...

Son hinchas de equipos de fútbol diferentes y rivales de toda la vida, los verdiblancos y los rojiblancos, jjjj

Shandy dijo...

Hummm... Los ojos son igual de opacos y tristes, aunque las pupilas sean de diferente color. Una forma -¿aparente?- de singularizarse los gemelos.

Tomás Rivero dijo...

Sí, todo es aparentemente singular. Y todos tenemos para ello un secreto que nos diferencia del secreto nada singular, de nuestro gemelo.
No creo que sea un trabalenguas. Es que no somos nada distintos unos de otros. Creo.