lunes, 17 de enero de 2011

Hilvanes de Balduque

Ahora me reduzco a paisaje.
Soy un ojo que ve el campo.
El sol arañando pórticos y buhardillas,
el portillo hecho en la pared del lindero,
la casa desolada o yerma
líquida en la sombra soterrada.
Penetra la luz por sus ventanas
y a través del aceite sobre la mesa sola
se hace crisol en la rotunda vasija de cristal,
en las aguas remansadas de la alberca,
y al final
en el dulce color malva, ocre, rosado
de la tarde, o la vieja soledad de la alcuza.

La belleza es sólo un instante,
después vienen los días, las noches,
el ruido de la ciudad,
la tos de un vecino, el llanto de alguien.
La belleza es un segundo,
después está el feo y definitivo sueldo
que uno recibe por el trabajo realizado,
el salario de muerte conseguida con sudor.
El fin expuesto a la sangre.
La plena soledad. La locura es una balsa.

Como me acuerdo de vosotros viejos muertos
huidos
mis acuciantes símbolos
mi entraña
mi ausencia
mis responsables.


2 comentarios:

Ventana indiscreta dijo...

Sobre la belleza habría mucho que hablar. Sobre todo qué y para quién una cosa es bella. Pero me interesa saber si existe lo ineludible en la belleza: algo que nadie pueda decir que no.

El salario es una putada necesaria y obscena. Sí Tomás. Preferiría el trueque. Sin duda con el trueque hablaríamos más.

Yo no hubiera puesto esa foto de esa pera. Si encuentro una pera en mis archivos te la mando. La manzana ni la miento, por eso del pecado original.

Un beso con un año de retraso.

Tomás Rivero dijo...

Buenos días entrañable.

La foto de la pera es mía. Le hice la foto y me la zampé. Y me parece horrible, puesta en este poema.

La manzana para cometer pecado original y genuino es única. Un día compartimos manzana. Pecado no cometeremos nunca.

Hace un año mi blog era casi como hoy pero un poco peor, menos cuidado. No me gustan los blog. Siento contradecirme.

Por cierto que cada vez que respondo a un comentario tuyo, tengo la extraña sensación (y usted perdone) de estar hablando con mi padre, el cual jamás me respondió a nada.

Prosigamos.
La belleza. A la belleza no se dice que no JAMÁS. ¿Estas loca o qué?. Es más, para qué leches quieres eludirte de ella. ¿A dónde vas ahora, entrañable? Me lo tienes que contar. Que dure mucho o poco es cuestión de la propia belleza. O de mi poema. El cual habla de la belleza por encima de todas las cosas. Yo no quiero que la belleza se pueda controlar. Y tú tampoco. Que no me entere yo.

Sí, prefiero el trueque. Por lo que tú dices. Yo te diría, dame un beso. Y tú responderías, te lo cambio por una mirada de abajo arriba. Y nos miraríamos a los ojos. Eso es el trueque, si señor.

El poema.
Este mismo poema "destrozado" lo actualicé el día 13, Viernes. Antes de que a ti se te ocurriera venir al día de la fecha con un año de retraso, a mi se me ocurrió lo mismo pero actualizando (corrigiendo) el poema un año después. Así que un año después, ese mismo poema se llama "La neutralidad de los paisajes" y lo subí al blog el dia 13. Este se llama "Hilvanes de Balduque" (un día te explico lo de Balduque) porque así se llama el poemario dónde se encuentra.
Por lo tanto no estaría nada mal que ahora, te fueras al otro poema, que este mismo es, y dejaras tu comentario sobre las bonanzas del mismo. O no.

Que harto me tienes pero cuanto te quiero, coño.

Y si dejas un comentario, regresa para ver qué hizo la semilla que pusiste, si germinó o se la llevó un pájaro.

Un beso, entrañable.