lunes, 17 de enero de 2011

Epíteto


Corindón o esmeril pedernal
la chaira recorre los filos de la carne
magulla y gorgorea
hacia la oreja enfila la aguda punta
a escasos centímetros
quiebra
brevemente merodea
luego acaba hiriendo
donde la sangre brota con un gemido
de peces que se ahogan
de aspas y hélices fraguándose
en un murmullo de abanicos
proveniente de esa zona de la garganta
hecha cuna un instante
hecha cueva de oscuros y silenciosos pasillos
el grito allí se plagia repitiéndose en ecos
habitáculo donde mora el vital veneno.
Y muere misteriosamente.
Acaba en este instante de bramantes
que exigieron lo oscuro
para derramarse al vacío



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