lunes, 1 de agosto de 2011

"Órdinas"

Este poeta tiene inclinación por los libros en blanco. Esos cuadernos que venden en todas las papelerías, para que uno escriba en sus páginas blancas. Debo de tener desperdigados en los estantes de escayola ocho o nueve de estos libretos. A partir de hoy voy a publicar poemas de uno de ellos. El que lleva por nombre “Órdinas”. El 13 de Abril hice un adelanto aquí, que pasó desapercibido, ese “éxito” de la levedad me ha animado a seguir con la publicación del cuaderno “Órdinas”; palabra que regalo a los miembros de la academia, para que la “civilicen”. La palabra como casi todas las palabras es bastarda, no tiene pedigrí etimológico (¿lo bastardo es etimológico?). La palabra "Órdinas" nace de aquello que es ordinario y que a la vez le sirve a uno de orientación o punto cardinal. Y desde lo cardinal poner rumbo a lo ordinario como número ordinal. Mas tal vez aquí el orden no exista.

“Órdinas” comienza en junio de 1998.

Abunda la inocencia de palomas mensajeras,
entretenidas y cautas,
volando cuando el sol atisba
en sus espaldas.
Vuelan hacia horizontes verticales
pero torpes se enredan en los hilos
que Ícaro fue dejando
a modo de salvación
en caso de emergencia.
Envueltos en llamas
caen sus mensajes
abrasando la tierra.

10 comentarios:

HOSTAL MI LOLI dijo...

Muy bueno,supongo que nos vas a poner poemas en cantidad ,eso está bien ,hay que bajarlos de la escayola y que vean la luz,y que nosotros los veamos a ellos. Órdinas es palabra extaña,necesitaía verla en frases para entenderla,puede ser similar o parecida a consejos? por ejemplo te voy a dar unas órdinas para que puedas llegar a hasta el pueblo ,o para que encauces tu mala vida,¿algo así? Saludos.

Tomás Rivero dijo...

Perfecto, Loli. Veo que no he sabido explicarme.
Y las órdenes nunca fueron de mi agrado...ni para llegar al pueblo.

Salud.

Carmen dijo...

me ha gustado la órdina de hoy

te dejo de regalo una órdina, como supongo deben ser tus órdinas, ordinarias y extraordinarias, como brújulas para no andar todo el rato desnortaos


“Nunca me faltó alimento para la fantasía y los sentidos, no recuerdo haberme aburrido jamás. Cosas curiosas, parajes inesperados, instantes mágicos...revivir luces, aromas, personas, habitaciones, gestos, acentos y objetos. No se articulan como episodios al azar, son más bien películas rodadas al azar, cortas o largas, sin sentido. Me tuve que mover entre la magia y el puré de patatas, entre el terror sin límites y la alegría explosiva. Las normas y prohibiciones eran tan incomprensibles como sombrías, el tiempo no existía, me decían ya estás grande tienes que entender el reloj .Es difícil distinguir entro lo que yo fantaseaba y lo se considera real. En la realidad había espectros y fantasmas. ¿Qué hacer con ellos? Y los cuentos ¿eran reales?¿Dios y los ángeles?¿Adán y Eva? Excitado, con los ojos clavados en el Doré, me identificaba con Isaac, eso era real: el padre estaba pensando cortarle la cabeza a Ingmar, ¿y si el ángel llega demasiado tarde? Se derrama sangre e Ingmar sonríe pálidamente. Realidad. Entonces llegó el cinematógrafo”.

Este fragmento pertenece a Linterna mágica, la autobiografía de Ingmar Bergman


Besos

Anónimo dijo...

Te has explicado perfectamente. Se agradece este plus de expansividad sobre tu obra por parte de quienes, como yo, somos seguidores de tu blog de poesía.
Un saludo

Tomás Rivero dijo...

Carmen, suelo decir que el tiempo no existe y que la realidad tampoco. Creo que hasta ahora no me ha creído casi nadie. La caída de mi credibilidad beneficia la bondad de mi fantasía, y por ende de mi poesía.
El texto de Bergman, creo que dice algo sobre la pérdida de ese mundo, que curiosamente se enmarca en la infancia. Algunos cuando la abandonamos, dejamos un pie dentro. Y en ese equilibrio vivimos descompensados, pero más lúcidos o menos adultos.
Lo extraordinario y lo ordinario de "Ordinas" es superar los complejos que hacen referencia a nuestra capacidad: desde el orden de todos los días se pueden hacer cosas simples que parezcan extraordinarias. Si es que no lo son. Nunca me ha gustado lo extraordinario. Ni el glamur. Ni las estrellas de Hollywood.

Un beso.

Tomás Rivero dijo...

Anónimo como te llames, desde hoy, no voy a responder a ningún anónimo. Tampoco se pierde tanto el anónimo.

Carmen dijo...

cuando leí esas palabras de Bergman interpreté que quería decir que para él las cosas que otros consideraban extraordinarias formaban parte de su vida ordinaria (que llamarían otros) y que él mezclaba sin esfuerzo, sin distinciones

Extraña asociación que haces al poner yo unas palabras de un director de cine cuando dices que no te gusta lo extraordinario... ni el glamur ni las estrellas de Hollywood

Si Ingmar Bergman, sentado desde su lugar privilegiado junto a la chimenea y mirando el mar, viviendo solo en una isla, tiene algo de estrella de Hollywood que venga Marilyn y lo vea...y lo cuente, Marilyn o cualquier otra estrella de Hollywood desde su mansión.

Aunque me parece que también puede que se te haya mezclado la asociación con mi blog de las estrellas, que en origen se llamaba burbuja...cuyo título cambié a inagotables estrellas en una gran ironía (de la que hago uso y puede que abuse) y es un verso de un poema que se refiere a una niña sentada en una gradilla frente al campo mirando las estrellas

...noches calmas inagotables estrellas
paraísos por descubrir

Tomás Rivero dijo...

Pues tienes razón. Extraña asociación de ideas. Pero tan sólo es que "jugamos" con la palabra extraordinario en su aplicación cotidiana.
No ponía a Bergman como ejemplo de estrella de Hollywood. Creo que tu "extraordinario" y el mio no se han puesto de acuerdo, tú te referías a uno y yo a otro. Por un lado está lo extraordinario de las cosas y por otro la gente que hace esas cosas extraordinarias, y si estás, por hacerlas, lo son.
Para resumir, yo lo que quiero decir es que de la sencillez surge lo extraordinario, para no serlo.
El glamur y las estrellas de Hollywoo era un ejemplo de lo que no debe considerarse extraordinario. Independiente de que el gusto "rarito" de esta sociedad competitiva, lo considere.
Un beso.

Anónimo dijo...

Qué belleza...

Un día me lo prestas?

Supongo que una vez que se escribe un poema ya no pertenece al poeta, pero me enseñaron que no se coge nada sin pedirlo.

Un beso, felices días.

Tomás Rivero dijo...

Alas, me tenías preocupado. Pero los silencios de uno no me atrevo a romperlos.

Ya sabes que mis poemas no son míos, son de todos. Cuanto más son de los demás, más míos son.
Te lo presto, te lo dejo, te lo doy para ti. Ponlo allí dónde mejor te sirva.

Un beso.