sábado, 24 de diciembre de 2011

Buenos días, siete y treinta

Buenos días hombres fuertes y ácidos
y templados y orgullosos.
Hombres y mujeres.
Ancianos que fueron ayer piel de manzana.
Son las siete y treinta y aún no amanece.
Hay luz artificial en las calles
y un apache sin caballo
bajo una farola en llamas
lee la prensa buscando noticias
de si los suyos ganaron o no la batalla.

Y a esta hora
que madruga para verme,
descubro que mi pene
es una crisálida que madura a mariposa.
A un tiempo efímero de vuelos
azules como mis pensativas venas
y nadie mueve una mano para salvarme
del aire verde de mis alas.

Buenos días ahora que
un rayo de sol ha roto
el cristal de mi ventana
y he llorado y reído
como un camicace.



8 comentarios:

Inés González dijo...

Grandísimo poema! al leerlo me remite a un cuadro temprano de Miquel Barceló, el personaje está medio tumbado en una gran biblioteca, inmerso en una profunda soledad, lo único que lo sostiene es su pene, una especie de antorcha que lo conecta con el mundo.
En esta obra temprana Barceló tiene una gran influencia de pintor alemán Anselm Kiefer, aunque nunca lo reconoció.
Como el cuadro me gustó mucho este poema.
Saludos

Marcela Lokdos dijo...

Te vuelvo a dejar el comentario porque saliò con el usuario de mi novio.
Que sos un grande Rivero, un camicace tremendo. Miles de besos para vos en esta Navidad.
Marcela

Shandy dijo...

Por Manitú!, he galopado a lomos del apache sin caballo por el poema... me ha llevado a fume de carozo, que derroche de vitalidad ... Oiga, el priapismo matutino indica buena salud, consérvala por los siglos de los siglos.
Muy bonito el arabesco de luna.

Tomás Rivero dijo...

Inés, no conozco el cuadro de Barceló, ahora me ha entrado curiosidad a partir de tu comentario.
Me alegra verte en este blog de poemas fracasados.

Cuídate de las fiestas buenas y merodea por la fiestas malas. Son las más buenas.

Gracias por tus palabras, y te dejo un beso.

Tomás Rivero dijo...

Marcela, no me gusta mucho esta noche. Aunque sea para ti un grande, en esto de las fiestas soy un pequeño.
Pero te deseo unas fiestas moderadas. Aprovecha para practicar poemas en familia. A veces no te entienden, o te abuchean, pero quedas bien con el que nos habita (el otro) a los poetas.

Besos. Más besos.

Tomás Rivero dijo...

El priapismo matutino es un problema en muchísimas ocasiones. Yo lo distraigo haciendo un poema. Ella lo distrae.

El priapismo a la tres de la tarde es un deseo romántico, propio de soñadores instalados en un poema de fálicas emociones. Ella te hace reproches.

Me encanta leer tus comentarios. Y me encanta tu hermosísimo gallego.

Un montón de besos, Shandy.

Tempero dijo...

Joder, Tomás, vaya pregón tan bello a esas horas. Ya lo oí en su día y ahora te comento. Encuentro aquí una familia entrañable de personas queridas y conocidas que enriquecen este espacio. Me alegro.

Pregón lleno de sangre. Poema que asperjas. No me gustaron los curas con hisopo. Tú sí con tu pregón.
Imagen la del apache rotunda, llena de desolación y por eso bella a rabiar.
Y respecto al pene has escrito un tiempo precioso, que siempre merece la pena vivirlo, atenderlo (o que lo atiendan).

Un grandísimo poema, Tomás.

Abrazos.

Tomás Rivero dijo...

Gracias, Manuel.

Sí, muchas personas conocidos por ti. Estoy en desventaja. Un día quedamos todos y hacemos poemas. Como si fuésemos poetas. Y guisos. Como si fuésemos cocineros.

Y hablamos de poesía, para ver que es esto que nos complica la existencia y que tan mala fama tiene entre la gente común.

Un abrazo.