jueves, 26 de enero de 2012

Hormas

Cuesta trabajo practicar con el lobo
Cubrir los pomos con una tela ardiendo
Subir los peldaños con los ojos cerrados
Tener entre las manos una seda helada.

Cuesta trabajo ver en algunas bocas
Las distintas palabras blancas
Que en las sombras te alaban.
Cuesta trabajo soportar tu propia carne:
Una flor blanca brilla esbelta y sola
Como el filo nevado de un cuchillo inerte.

Y subimos tarde hasta la hora doce del reloj
Para ver que su cenit también era falso
Al otro lado todo era abismo.

Cuesta trabajo entender al cadáver
Sobre todo si viene inalámbrico y solo
Más callado que nunca y exacto de palabras.

6 comentarios:

Paloma Corrales dijo...

Cuesta trabajo agarrarse a la razones rompiendo cercos. Precioso, Tomás.

Beso.

Marcela Lokdos dijo...

y como para no quererte.

leolo dijo...

Y a veces, hasta cuesta trabajo vivir, pero como estamos hechos al trabajo (bendito bien en esta puta sociedad) lo llevamos (la vida) con resignación.
Gran poema, sí señor, de los mejores entre los buenos. Que tengas un buen día, Tomás.

(una curiosidad: ¿por qué todos los versos empiezan en mayúscula? En otros poemas tuyos no es así)

Tomás Rivero dijo...

Gracias Paloma, un beso para ti.

Tomás Rivero dijo...

Vamos a tener que querernos. Y si no al tiempo. Pero mogollón. To dios dándose el pico, y el corazón.

Besos, Marcela.

Tomás Rivero dijo...

Gracias Eloy, por tus palabras.
Pues vamos a tener que buscar una alternativa al bendito trabajo, como tú lo llamas. Esto se acaba.

Las mayúsculas. Buen observador, amigo.
Verás, hoy he cambiado de ordenador (que no ordena, por cierto) estoy usando un portátil, y los dedos se me hacen gordos como berenjenas. Este Word con el que escribo, por defecto pone la primera letra con mayúsculas, y por pereza lo he dejado. Pero no me gusta nada.

Un fuerte abrazo, Eloy.