miércoles, 11 de enero de 2012

Preguntas de un vendedor de poemas, que nunca quiso hacerse Bertolt Brecht, por temor a la soledad.

¿Llamar con el lomo de un libro a la puerta
convence al inquilino?
Abrirá remiso. Dudando.
¿Será un lector convulso y crítico
o será un lector de best seller?
¿Abrirá más, sin embargo,
entornando la puerta,
si le enseño una página?
¿Pasaré si le leo unos versos?
¿Me amará si los comprende?
¿O tendrá ya libros en la casa
y me dará con la puerta en las narices
al grito de ese ya lo tengo?
Posiblemente este ya lo ha leído,
así que voy a llamar,
le encantará poder comentarlo.
Golpeo. Tras un silencio insisto.
La vecina de enfrente, solidaria,
sale y me informa:
.-Señor, en ese piso hace años
que no vive nadie.

19 comentarios:

Paloma Corrales dijo...

Qué bueno.

Buenas noches, Tomás.

Tomás Rivero dijo...

Da gusto que le den a uno las buenas noches, así.

Buenas noches,Paloma

Eva R. Picazo dijo...

Buenísimo!
Veo que el invierno amenaza con la continuidad melancólica del otoño.
A mi me gusta. Los tristes somos así de melancólicos :P
Besicos

leolo dijo...

Buenos días, Tomás.
El título en sí, ya es un gran poema. Y sobre el poema en sí, aparte de decir qué bueno como Paloma, pienso que en muy pocas casas te dejarán entrar llevando libros. Yo, ni te abriría la puerta pensando que me querías vender las obras completas de Shakespeare. O eso era antes? Creo que ahora eso ya no funciona así.
Que tengas un buen día, Tomás. Siempre es un placer leerte (y escuchar la buena música que acompaña)

Tomás Rivero dijo...

Paseo de los melancólicos. ¿Hay uno aquí en Madrid? Para tomar el sol ahora que es primavera, y a el Corte Ingles le pilló distraído.
Los tristes en otoño o en primavera, tenemos el peligro de pasar a seres un tanto inservibles, como yo.

Un beso, Eva.

Tomás Rivero dijo...

Buenos días Eloy.

Los libros no sirvieron antes, ni ahora para nada. Soy pesimista. Y con Internet han encontrado coartada los que negaron la necesidad de la palabra, para darnos los buenos días y buscar el norte en la vitalidad del verbo.
Desde la izquierda intentamos que el pueblo leyera. Pero hemos conseguido que el pueblo sea de derechas.
Tenemos islotes socialistas. En uno de ellos estoy yo. Náufrago.

Te deseo un sol de invierno para este día de eneros cálidos, amigo.

Inés González dijo...

Indiscutiblemente Genial!
Lo que no sabía la señora es que en ese piso vivía un poeta fantasma, o quizás el Minotauro...

Tomás Rivero dijo...

Sin duda el Minotauro, Inés, ya que el vendedor de poemas notó un leve olor a hierba fresca.
¿De qué se alimenta el Minotauro para salir del laberinto?

Nená dijo...

Hasta me has hecho tragar saliva junto con el vendedor... No semos nadie!

Bésote.

Nená

Tomás Rivero dijo...

No somos nadie, pero este vendedor sí, este era poeta.

Un beso, Nená.

Eva R. Picazo dijo...

que no eres nadie?

venga!

seguro que además del paseo hay hasta una calle, o incluso si me apuras una plaza ;)

Tomás Rivero dijo...

Eva, mañana es un buen día: Viernes 13. Calle de los Melancólicos. O Plaza.

Besos.

Eva R. Picazo dijo...

uy! pues sí :)

Shandy dijo...

Coincido en que el título ya es un texto poético. Y me enternece como se devana los sesos este poético vendedor.
Siempre fui respetuosa con los vendedores de libros, excepto una vez en que me rebelé: una mastondóntica vendedora me empitonaba con las jibas de su poderosa delantera intentando venderme una "Inciclopedia". Ante mi negativa me trató de ignorante llamando "Culta": Es incomprensible que una persona culta como usted se niegue a comprar esta joya, dijo la camella aquella. Le respondí: es que la ignorancia es muy atrevida, así que no pierda más su tiempo... No lo captó. Y tuve que echarla.
Este vendedor conseguiría que le comprara hasta unas cuartillas si me lee o recita unos buenos versos
como hacia el personaje de El lado oscuro del corazón.
Ves, ahora me doy cuenta que los vendedores de libros tienen poca imaginación.

Tomás Rivero dijo...

Solían visitarme los vendedores y siempre decía que sí. Hasta que un día le dije a uno que pasará y viera mi casa.
.- Es verdad, no tiene usted sitio para más. Buenas tardes.

Shandy, si a nadie le gusta esa película de Subiela. Bueno a ti, a un par de amigas mías y a mí. Pero para de contar. Qué hermosura de película, cuanta belleza.

Un beso, sin permiso.

Ventana indiscreta dijo...

Esa película ya la hemos comentado aquí de pasada. Partir de Oliverio ya es un acierto. Inclúyeme entre las que me gustan esa película de Subiela.
Tu poema es muy bueno. No tiene ningún lado oscuro y tiene mucho de círculo (de lectores). Toda esa insistencia de preguntas que nos dejan un buen pensar para, al final, quedarnos compuestas y sin novio. Si ese vendedos tuviese conciencia de la lectura, no como círculo, sino como espiral, otro gallo la hubiese cantado. Digo abierto.
El ritmo de tu poema, Tomás: impecable. Que sepas que para mí los ritmos de los poemas funcionan como hipnosis. Pero me voy a las tareas de casa que si no no llego al curro. Besos de yeso (con rima y tó).

Tomás Rivero dijo...

Me encantan tus buenos días entrañables. Te dejo besos para hacer leve ese curro.

En el fondo me encantan tus comentarios, a pesar de lo batalladores que son. Y a pesar de que algunos puedan pensar que litigamos (Tempero)

"Hombre mirando al sur", también es una buena película de Subiela. Por si no la viste, tú que eres un "bicho carpintero" (inquieta)

El ritmo de mis poemas te hipnotizan porque antes de ser niño me relacione con las serpientes en un sueño de erpermatozoides gigantes que invadían el planeta de mis sueños.

Te deseo un buen día, aunque no leerás esta respuesta hasta eso de las 14h.

Inés González dijo...

El Minotauro es un condenado, por más que lo alimenten no puede salir del laberinto,ése es su destino, vagar en soledad por los fríos pasillos de la casa, esperando con ansias la muerte y la estocada final.
Muchas veces la muerte es una puerta liberadora, No?

Tomás Rivero dijo...

¿La muerte una puerta liberadora? Pues va a ser que no. Depende de la situación angustiosa, una enfermedad grave. Pero en situación "normal" no estoy a favor del suicidio. Eso sí, me retiro del escenario para que el suicida lleve a cabo su plan. Es su vida, faltaría más.

No. La muerte es una estupidez. Rompe con lo que estabas haciendo en ese momento. Manuel Vicent, dice, que siempre te mueres el día que más sabes. La muerte es totalitaria, no hay discusión cuando se presenta, no hay negociación con ella.

Hablábamos de "El lado oscuro del corazón", Shandy y yo. Ahí aparece la muerte como una alternativa presente en la vida del poeta. Tienen interesantes conversaciones, una de las veces, la muerte le dice al poeta que vendrá a por él cuando deje de decir, cuando olvide las palabras: "..con el correr del tiempo vas a ir olvidando, y ahí estarás en mi poder".

http://www.youtube.com/watch?v=5JtoSr7CC34

Encantado de compartir versos, palabras, emociones,... contigo, Inés.